Dirección: Gordon Douglas.
Intérpretes: John Derek, Diana Lynn, George Macready, Alan Hale.
Con guión de Ralph Bettinson (“El Nuevo Zorro”) y George Bruce (“Al Sur De Pago Pago”).
Sinopsis
El hijo de Robin Hood (John Derek) combate al rey Juan (George Macready) tras una subida injusta de los impuestos.
Crítica
John Derek, esposo de bellezas como Ursula Andress, Linda Evans o Bo Derek, fue protagonista de muchas películas de aventuras en los gloriosos tiempos de la serie B (películas de bajo presupuesto no exentas muchas de ellas de grandes valores cinematográficos).
En esta ocasión, acompañado por la radiante Diana Lynn y gente tan solvente en el plano interpretativo como George MacReady (fantástico en “Gilda”) o Alan Hale; el atractivo y cetrino actor, representa a un presunto hijo de Robin Hood, ahora convertido en noble gracias a las hazañas de su padre, que debido a una injusta subida de impuestos por parte del rey Juan, intenta emular las cabriolas y gestas de su difunto progenitor.
Todo lo que rodea al mundo medieval, los castillos, los torneos, las justas, las Cruzadas, la sociedad estamental, las luchas entre la nobleza y monarquía, es puesta de manifiesto por el irregular Douglas con una dirección funcionalmente apagada, y un guión extremadamente rutinario que hace perder el atractivo de esa mágica época.
Maniquea para ensalzar la postrera heroicidad del mito y carente del tono épico necesario, el film es el típico producto que servía para rellenar la sesión doble tan en boga en la década de los años cincuenta.