• Por Antonio Méndez

the national high violet album disco portada coverCrítica

Con discos como “Boxer” o “Alligator”, el grupo estadounidense The National logró despuntar entre la pléyade de bandas con temas lentos en ambientes ubanos y tonos tristones, íntimos, melancólicos, que toman preferentemente pautas en lírica y sonidos de los grupos post-punk de los años 70 y 80 en su versión más tranquila y romántico-gótica.

Al margen de sus trazas post-punk, en The National también se encuentran huellas folk rock, que les emparentan puntualmente con Arcade Fire, de Nick Cave, del pop sofisticado de los Blue Nile, o de los Big Star de Alex Chilton y compañía.
Lo cierto es que no graban malos discos estos muchachos. Saben componer melodías de cierta trascendencia emocional a pesar de fáciles tendencias al cripticismo poético que dispersan sus propósitos, y sus texturas sónicas envuelven a cada escucha apreciando talento y equilibrio en los arreglos.

“High Violet” es un álbum que se inicia con “Terrible Love”, en donde el barítono Matt Berninger, cuya voz es clave en el éxito de la banda de Ohio, afirma que se pasea con arañas a causa de un amor terrible. Incluso hay referencias a Lewis Carroll en el texto. Rasgueos con distorsión, coros “uuuu” y bases folkie y post-punk. Densa y melódica.

La melancolía inherente al grupo aflora en plenitud en “Sorrow”, canción con ágiles guitarras rítmicas acústicas de resonancias The Edge, arreglos de cuerda, voces épicas y piano minimalista.
Mayor ritmo tiene “Anyone’s Ghost”, un medio tiempo estupendo de pop gótico expuesto con elegancia y ambiente fantasmal. Líneas de guitarras trémulas y percusión robusta. El estribillo es fenomenal.

Un Nueva York lluvioso es el escenario de “Little Faith”, pasable corte con un conglomerado instrumental disonante. Mucho mejor es “Afraid Of Everyone”, paranoia urbana con coros espectrales-envolventes y cuerdas nerviosas.

“Boodbuzz Ohio” no quedaría mal en un disco de Arcade Fire. Es intenso, dramático. No está mal. “Lemon World” redunda en ambientes urbanos con claves sentimentales de desesperación. Repetitiva en temática y tempos.
“Runaway” tiene bases folk y arreglos de viento y cuerdas. No es nada del otro mundo pero posee fondo emocional.

El final es bastante plausible. “Conversation 16” posee cierta capacidad para crear imágenes líricas sobre titilantes guitarras y una lograda melodía; mientras que tanto “England” como “Vanderlyle Crybaby Geeks” exhiben la densidad de sus arreglos sin perder enfoque.

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