Crítica

Tercer disco de Greta Van Fleet, el grupo de los hermanos Kiszka (sin olvidar al batería y amigo de los citados parientes, Danny Wagner) que sigue prorrogando sus sonidos remedo de los Led Zeppelin y otros combos rock y psicodélicos de finales de los años 60 y comienzos de los 70.
En ocasiones llegan al autoplagio.

Se abre el álbum producido por Dave Cobb con “Fate Of The Faithful”, canción con misticismo y gnosticismo enfatizado en la expresión apasionada y manierista de Joshua Kiszka.
Es un medio tiempo blues rock lisérgico con órgano de Samuel Kiszka y el típico concepto épico, de himno, de clara influencia 70s, de la banda de Michigan.




En “Waited All Your Life”, historia de búsqueda, de nuevo con Dios por medio, en tránsitos de autodescubrimiento.
Es un corte con intro acústica folk rock que progresa con un reciclaje melódico de canciones previas del grupo. No carece de intensidad, de emocionalidad, acentuada por la interpretación vocal de Josh.

“The Falling Sky” es una enérgica canción hard blues rock con uso de armónica, tempo sincopado y deudas de Led Zeppelin, Deep Purple o Budgie.

“Sacred The Thread” parece una metáfora sobre expresión libre en escena, con la gente rugiendo y el color brillando… No está mal la imaginería del texto ni la estructura de esencia blues rock en tempo lento con densos arreglos, destacando el trabajo guitarrero de Jake Kiszka y los característicos manierismos de Josh.

“Runway Blues” parece una demo simulando ser el “Rock And Roll” LedZep de los Greta Van Fleet, mientras que “The Indigo Streak” les lleva al arena rock con armonías vocales en el estribillo himno y trazos tanto del glam como de la psicodelia en escenarios de éter y cielos con gong incluido.

Con “Frozen Light” Josh está guiado por una luz congelada que le permite huir de la soledad, escenas de noche iluminada con regreso al hogar.
Es una canción con un riff 70s estilo Black Sabbath que redunda sus desarrollos épicos blues hard rock con la voz como un instrumento más, en este caso en una orientación mantra.




“The Archer” es una canción sobre venganza y ambiente medieval. Tramos intensos de percusión, impetuosa voz y excelentes arreglos guitarreros que saben ajustarse “espacio-tiempo” en desarrollos folk rock y hard rock.

“Meeting The Master”, alegoría sobre mortalidad con base de folk rock psicoprogresivo y crescendo hard rock, estilo Jethro Tull, The Strawbs o Fairport Convention.

Termina el disco con “Farewell For Now”, despedida temporal con más mezcla acústica y eléctrica en su modo formulista… Led Zeppelin.