Dirección: Rod Daniel.
Intérpretes: Michael J. Fox, James Hampton, Susan Ursitti, Jerry Levine.
Con guión de Jeph Loeb (“La Ratera”) y Matthew Weisman (“Commando”).
Sinopsis
Scott Howard (Michael J. Fox) es un estudiante de instituto que juega en su equipo de baloncesto y trabaja en la ferretería de su padre (James Hapton).
Scotty se considera un mediocre, está enamorado de Pamela (Lorie Griffin), la chica guapa del instituto que no le hace ni caso, e intenta divertirse junto a sus amigos, entre ellos Stiles (Jerry Levine).
Su vida parece normal hasta que día a día comienza a sentir extraños cambios en su cuerpo… ¿Qué sucede?… Un día se mira al espejo y descubre que es ¡un lobo adolescente!
Crítica
Muchos años después de que Michael Landon se convirtiera en un hombre lobo adolescente en los años 50, Michael J. Fox también lució licantropía juvenil, aunque en un tono muy diferente, en este film estrenado después del éxito de “Regreso Al Futuro” pero rodado con anterioridad al estupendo film de ciencia-ficción de Robert Zemeckis/Steven Spielberg.
Iniciada en plena cancha de baloncesto, la película es bastante pobre. No está mal la transformación en hombre lobo; Michael J. Fox da una imagen idónea de perdedor amable y simpático (la trama maneja la clave clásica de perdedor convertido en héroe); y es grato escuchar a los Beach Boys en el surf “urbano” de Fox junto a Jerry Levine.
Más allá de eso, la cinta, conocida también como “Muchacho Lobo” o “Travesuras De Un Lobo Adolescente”, como comedia tiene escasa gracia; lo de la crisis de identidad es relleno; lo del hombre lobo manejado como condicionante de éxito social podría intercambiarse con cualquier otra condición de “mejora” física-psicológica (la licantropía no se explota con creatividad); y el clímax del partido y la resolución del triángulo amoroso resultan muy previsibles.
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