Edgar Allan Poe escribió este corto relato en 1842, unos años antes de que su prima y esposa Virginia falleciese a causa de la tuberculosis, enfermedad que provocó su declive físico y mental hasta su muerte en 1847, y también un largo sufrimiento al escritor, quien, basándose en este deterioro letal de su joven mujer, invocó su dolor en diferentes obras, entre ellas el famoso poema “Annabel Lee” o esta narración llamada “Eleonora”.
No se encuentra entre sus mejores relatos pero posee un sentido romántico-poético muy apreciable.
Gracias a su excepcional manejo léxico y narrativo se exponen bellas descripciones naturales en conexión con el sentir de la relación sentimental entre el narrador en primera persona (autocalificado como loco) y su amada prima Eleonora, ambos residentes en el aislado y bucólico Valle de las Hierbas Multicolores, escenario paradisíaco en el que la pareja vive al lado de la madre de la muchacha.
El mundo privado y feliz de la pareja, mostrado de forma evocativa y confesional, se verá arruinado con la enfermedad y muerte de la joven (la belleza y felicidad quebrada por la muerte es un tema clásico en Poe) y un pacto de fidelidad más allá de la vida y la muerte.
El fallecimiento también conlleva la desolación del anteriormente frondoso valle y la marcha del narrador a una ciudad extraña, dejando atrás el ambiente campestre maravillosamente descrito de forma lírica.
A diferencia de otros relatos de mayor trascendencia, en “Eleonora” este cuento trágico-feliz culmina de forma optimista, quizá de forma muy abrupta y complaciente, con la aparición de otra mujer, Ermengarda, con la que el narrador (no se le conoce nombre) termina vinculado amorosamente a pesar de la promesa a Eleonora, quien de manera fantasmal aparece aplacando el posible sentimiento de culpa del protagonista al elevar el triunfo del amor sobre cualquier otra consideración.