GATTACA (1997)
Director: Andrew Niccol.
Intérpretes: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Xander Berkeley.
En la sociedad del futuro Gattaca se busca la perfección absoluta, llegando así los seres humanos a ser diseñados genéticamente para que sus cometidos sean realizados sin el más mínimo error.
Vincent Freeman (Ethan Hawke), nacido de manera natural y con imperfecciones genéticas, anhela convertirse en piloto espacial. Para ello tendrá que cambiar su identidad.
Hablar de Gattaca es hablar de una película que con el paso del tiempo
se convertirá en un referente del cine de ciencia-ficción.
Inexplicablemente denostada en su momento por público y crítica, la
autoría en la dirección, producción y guión es de un viejo conocido,
un presumiblemente futuro clásico de Hollywood: Andrew Niccol,
obsesionado con el tema de la identidad humana respecto de la
sociedad, como demuestra posteriorente en los guiones de “El Show de
Truman” (1998), “Simone” (2002) y “La Terminal” (2004).
Vincent Freeman (Ethan Hawke) es un “Hijo de Dios” en un
“futuro-no-tan-lejano”. Esto quiere decir que ha nacido concebido por
el método tradicional, en un mundo en el que las personas nacen por
efecto de manipulamiento genético, que como fruto genera personas sin
defectos graves físicos y/o mentales (al puro estilo de los alfas y
betas de Aldous Huxley).
Al nacer, la tecnología genética es tan avanzada que ofrece la
precisión de que Vincent morirá a los 30 años por problemas de
taquicardia.
Esto provoca que sus padres opten por tener un segundo de manera
artificial, libre de la miopía y los problemas cardiacos de su
hermano, un niño guapo y fuerte digno de recibir por fin el nombre de
su padre (Elias Koteas).
En un desarrollo espléndido del crecimiento de Vincent, se aprecia un
afán apasionado por ser astronauta en la estación espacial de Gattaca,
algo imposible para él porque para ello hay que haber nacido sin
problemas físicos, ser un “válido”.
Jerome Morrow (Jude Law), un válido que se encuentra paralítico
permitirá, a través de un (como siempre) genial Tony Shalhoub que
Vincent le reemplace en la sociedad, tomando su nombre, sus muestras
de sangre, de orina y todo lo que le lleve a hacer que le confundan
con él a la hora de ser admitido en Gattaca.
Quienes tachaban esta película de demasiado fantástica, ya habrán
cambiado su parecer con el paso de los años. Cada vez es más cercano
el planteamiento pesimista que propone esta película en cuanto a
manipulación genética, y eso la hace símbolo de reflexión acerca de
nuestra sociedad.
En “Gattaca” apenas hay peros, es un film que habría que ver cinco o
seis veces para comprender todos esos pequeños detalles que la
componen. La ambientación es perfecta, es una especie de “retrofuturo”
que congenia muy bien con la intención que se aprecia en la trama. Los
actores, hacen una interpretación rotundamente magnífica. De hecho,
Jude Law, considerado por muchos como un icono de la masculinidad,
demuestra en “Gattaca” que es capaz de soportar el liderazgo de un
reparto de gran nivel, donde Ethan Hawke cumple con creces, a pesar de
demostrar que está demasiado preocupado por su imagen. Y los
secundarios complementan de lleno la sensación de estar en un futuro
factible, paralelo al nuestro.
La banda sonora de Michael Nyman es de esas que resultan
imprescindibles en la posterioridad de la música del séptimo arte,
fundamentada en melodías vitalista que contrastan con la frialdad del
entorno. La fotografía llega casi a la categoría de impactante, y ¿qué
mas decir sobre una obra que sólo decepciona a alguien que espera una
película normal y corriente? Andrew Niccol se permite ciertas trampas,
como una muerte innecesaria o ciertos trucos para mantener la intriga,
pero no desequilibran la balanza ni mucho menos.
En definitiva, “Gattaca” es de esas películas que un cinéfilo, al acabar
de verla, se pregunta qué otras películas han realizado tanto el
director como los actores, en honor al disfrute que supone la ópera
prima de Niccol.
Luis Fernando Romero Calero
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