Dirección: Ben Wheatley.
Intérpretes: Jason Statham, Wu Jing, Shopia Cai, Page Kennedy.
Con guión de Dean Georgaris (“Megalodón”), Erich Hoeber (“Battleship”) y Jon Hoeber (“RED”).
Sinopsis
Jonas Taylor (Jason Statham) sigue colaborando con el Instituto Oceánico dirigido por Jiuming Zhang (Wu Jing) con el fin de frustrar operaciones de explotación natural y ecoterrorismo.
Un megalodón en cautiverio en el instituto, Haiqi, se escapa y se une a otros dos megalodones en el océano. Al mismo tiempo, unos mercenarios a sueldo de la socia de Zhang, Hilary Driscoll (Sienna Guillory), pretenden realizar operaciones de extracción mineral con el liderazgo de Montes (Sergio Peris-Mencheta), quien tiene rencillas personales con Jonas. Todos terminarán enfrentados en una isla turística amenazada tanto por los megalodones como por depredadores prehistóricos.
Crítica
Esta segunda parte de “Megalodón” une al monstruo marino que titula el film más bestias prehistóricas marinas, con más escenarios, más peligros, más acción… aunque el “más” no signifique mejor, convertido el todo en un exceso.
La película divide la trama en dos partes diferenciadas. La primera transcurre casi toda en las profundidades del océano (con imágenes que casi parecen de naves flotando en el espacio).
En su inicio saben crear tensión, enfrentando a bestias descontroladas y villanos para poder subir de nuevo a la superficie. Sin embargo, la segunda, que transcurre en la “Isla Diversión”, acumula escenas de acción sin sentido mezcladas con humor (fuera de situación), criaturas prehistóricas que no se sabe bien de dónde salen… Un descontrol total.
El protagonista, Jason Statham, acaba pareciendo un superhombre inmortal que es capaz de pelear él solo a puñetazos y patadas con megalodones, quienes ni siquiera tienen demasiada relevancia en el conjunto de una trama despendolada en su tramo final.
En conjunto, con un arranque que no está nada mal, tiene menos humor del esperado y no carece de huecos de guión.
Muchas cosas no acaban de tener lógica dentro de la historia.
La acción, en especial en su segunda parte, es un batiburrillo de explosiones, peleas poco creíbles, motivos, artes marciales, ciencia-ficción, comedia absurda… se plaga de exageraciones técnicas, visuales… CGI puro.
Por momentos resulta delirante por el exceso de acción.
Los escenarios, la fotografía, no están mal, con agradables localizaciones de islas.
Se conoce también como:
“Meg 2”
“Megalodón 2: El Gran Abismo”
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