Crítica
El cuarto LP de los Beatles supuso un retroceso respecto al anterior “A Hard Day’s Night”, aunque en sus composiciones se continúa apreciando su incesante desarrollo compositivo.
Los de Liverpool en la cima de su popularidad y ante la ausencia de suficientes temas propios (debido al escaso tiempo para componer que por esas fechas les dejaba su ajetreado ritmo de vida), decidieron homenajear a sus maestros y rellenan buena parte del álbum con algunas aceptables versiones de grandes nombres del rock.
Las mejores:
“Rock’n’roll Music” de Chuck Berry y “Words Of Love” de Buddy Holly, en las que John Lennon y Paul McCartney armonizan sus voces a la perfección.
A pesar de ser uno de los trabajos menos interesantes del grupo el material propio ensalza la calidad del conjunto con excelentes canciones escritas por John y Paul, como “Baby’s In Black”, tema a ritmo de vals, o “Eight Days a Week”, magistral pieza pop.
Lennon lleva el peso en “No Reply”, con una temática similar al éxito de The Rays “Silhouettes”, canción popularizada por los Herman’s Hermits, “I Don’t Want To Spoil The Party” y la dylaniana “I’m a Loser”, amarga pieza de base folk rock y naturaleza introspectiva que es lo mejor del álbum junto a la preciosa balada “I’ll Follow The Sun”, un tema pretérito que McCartney había compuesto en el año 1959.
Paul incluye otras gemas pop como “What You’re Doing”, canción con pronunciada introducción de Ringo, y “Every Little Thing”, pieza dedicada a su (por entonces) novia Jane Asher (hermana de Peter Asher del conocido dúo Peter & Gordon) y, curiosamente, interpretada por John Lennon.