Dirección: John Peyser.
Intérpretes: Andrew Prine, Jaime Lyn Bauer, Tiffany Bolling, Francine York.
Con guión de Bob Peete (“Drive-In”).
Sinopsis
California.
Un asesino en serie (Andrew Prine) tiene como fin asesinar a modelos que han posado desnudas en revistas, entre ellas Jackie (Jamie Lyn Bauer), una enfermera que fue Miss Marzo; Charlie (Jennifer Ashley), modelo que fue elegida Miss Mayo); y Vera Porter (Tiffany Bolling), una azafa nombrada Miss Julio.
Crítica
Cinta exploitation con un psicópata slasher que, en plan moralista, pretende matar a modelos por salir en pelota en revistas “para adultos”.
Es curiosa la estética en pleno 1974 del asesino en serie, pinta de mod 60s en plan The Zombies, zapatos oxford, el teléfono como herramienta de amenaza y navaja de afeitar como instrumento criminal.
La película, entretenida, se estructura en tres episodios con centro en las víctimas principales (hay muchas más).
El primer episodio se centra en Jamie Lyn Bauer, con una intrusión de hogar por parte de cuatro malnacidos que la torturan… Al final pasa lo que pasa. Aquí es grato ver a un actor del cine clásico: Aldo Ray.
El film, en conjunto y en modo hitchcokiano, hurga en el lado oscuro del ciudadano aparentemente normal, que si me excito y te quiero violar, que si te utilizo por dinero… el mundo como un escenario de permanente amenaza para la fémina de buen ver.
Se escuchan diálogos directos, afilados, y casi todas las actrices aparecen en top less.
El segundo episodio nos lleva a una casa aislada, con más presencia de cine clásico: Ray Danton, sin olvidar a la atractiva Francine York.
Enredos de negocios y sexo con Andrew Prine haciendo de las suyas en ambiente costero.
Visualmente tiene estilo, con gran angular, planos subjetivos, contrapicados, planos inclinados… agitando la psique con la estética.
El tercer episodio está protagonizada por Tiffany Bolling, historia de carretera con marinos fácilmente excitables y persecuciones en bosques quemados.
En conjunto, la película sabe crear ambientes enrarecidos, aunque para elevar sus virtudes necesitaría mayor calado psicológico en el asesino, del que se desconocen motivos más allá de lo básico.
A destacar su banda sonora, alternando pop barroco con rock garajero con composiciones de Mark Wolin.