Crítica
Un año después del satisfactorio “Endless Arcade”, los escoceses Teenage Fanclub volvieron a la actualidad con “Nothing Lasts Forever”, otra colección de exquisito pop con voces sedosas en armonía y estupendas melodías con predominio de sonido acústico.
Sin Gerard Love, ya ausente en el álbum previo, Norman Blake y Raymond McGinley se reparten la autoría del LP, escribiendo cinco canciones cada uno que alternan a lo largo del disco.
Vamos a escucharlas dividiendo su composición.
Norman compone:
“Foreign Land”, la apertura, historia típica de mirar hacia adelante, dejar el pasado atrás, los problemas, y comenzar un nuevo rumbo vital. Intro con feedback y progreso en medio tiempo folk rock/jangle pop que muestra su deuda clara con The Byrds.
“I Left A Light On”, canción lenta con piano a lo Beatles, arreglos de cuerda, y un reciclaje dulce de los motivos, tonos y melodías que han caracterizado al grupo de Glasgow.
“It’s Alright”, más piano, ahora parte de un cálido y melódico medio tiempo jangle pop de enfoque optimista, mostrando a la gente amaneciendo con nuevos ánimos tras una mala etapa. Desde la ciudad al pueblo, la gente se levanta, ya no hay preocupaciones. Demasiado positivo, viendo el percal, el bueno de Norman.
“Self-Sedation”, de nuevo Blake con composición con piano. Hay cita a William Blake (“mi tocayo”), y un tempo de cantautor, entre el soft rock 70s y el beat 60s, con alto nivel melódico.
“Back To The Light”, tema de retorno a un tiempo feliz con la pareja adecuada para lograr una situación de armonía mental. Primor melódico con armonías y arrullos vocales en modo sunshine pop.
Vamos ahora con Raymond McGinley.
“Tired Of Being Alone” es una de las mejores melodías del disco, con una envolvente atmósfera de soledad y melancolía en escenario otoñal-invernal. Hojas caídas, paseos por la nieve. Fenomenal estribillo.
“See The Light”, con Raymond cayendo en sueños utópicos, flotando, volando a tierras desconocidas. Huir de un presente negro, visitando nuevos mundos. Introducen arreglos de viento en un medio tiempo típico del grupo.
“Falling Into The Sun” retoma el ánimo de huida… nunca es tarde para abandonar el peso, disfrutar del tiempo y del espacio… en otra gema melódica con un cálido medio tiempo de luminoso pop acentuada esa luminosidad en su pegadizo estribillo.
“Middle Of My Mind” es un corte introspectivo con McGinley atrapado, perdido en sus pensamientos. La composición es una balada jangle-sunshine pop con sutiles arreglos.
“I Will Love You”, término del álbum, son siete minutos con una declaración de amor de lograda atmósfera y sensible progreso melódico.