Crítica

Cate Le Bon produce este disco de Wilco, el decimotercer álbum en estudio de los de Chicago.

Los sonidos del LP son en su mayoría moderados en tempo, con expresión serena, introspectiva, flemática, melancólica.

Se abre con “Infinite Surprise”, la pieza más ambiciosa en arreglos.
Elementos folk, art rock y noise en una atmosférica canción con voz quebradiza, tenues armonías, sonido de reloj y un texto sencillo sobre aceptación de “es lo que te toca en la vida” y las consecuencias de las actitudes en una relación.

“Ten Dead” es una balada country folk con piano y un largo outro atmosférico con cuerdas.
Introspectiva, trata la mortalidad, el cansancio existencial, sonando como una mezcla entre John Lennon y Lou Reed.




“Leeve” es un corte de evasión.
Pegadizo riff en medio tiempo jangle pop con un tono escéptico de romanticismo con la pareja como refugio. Si te gustan los Jayhawks te gustará esta canción.

“Evicted” tiene a Jeff Tweedy con penurias por desamor. Aprendió a asumir errores y se pierde en la noche.
Es un medio tiempo acústico folk rock que podría grabar tanto Neil Young como el trío America.

“Sunlight Ends” tiene arreglos complejos en una interesante estructura y textura.
Balada con caja de ritmos, largo intro instrumental, metáforas sobre una relación difícil y toques ambient, con fondo de punteos y teclados enredados.

“A Bowl And A Pudding”, acústica folk otra vez sobre amor fracasado con incomunicación y con otro largo tramo instrumental en la intro con florituras vocales tintadas de psicodelia.

La canción que titula el disco, “Cousin”, aborda posturas de existencialismo, liberación emocional, muerte y búsqueda en la luz con un enfoque críptico-lírico.
Es un tema rock de agitado ritmo y denso fondo que no termina de enganchar.




Retoman las baladas con la acústica y lánguida “Pittsburgh”, típica estampa de cantautor de contemplación “pasa la vida”, aquí con escenario de lluvia.
Atmosférico corte, tranquilo, evoluciona con tramos rugosos, sucios, para retomar las primeras claves.

“Soldier Child” es un medio tiempo country rock sobre reencuentro y actitud ante los problemas. No está mal la melodía, con un pegadizo estribillo, dentro de un inane formulismo.

Termina el álbum con “Meant To Be”, canción sobre destino con arreglos de cuerda, voz emocional e intenso ritmo cabalgante.

Disco con introspección agridulce de fácil escucha que no trasciende más allá de la misma.