Dirección: Theodore Melfi.
Intérpretes: Melissa McCarthy, Chris O’Dowd, Kevin Kline, Kimberly Quinn.
Con guión de Matt Harris.
Sinopsis
El matrimonio formado por Lilly (Melissa McCarthy) y Jack Maynard (Chris O’Dowd) ha sufrido la pérdida de una hija cuando todavía era un bebé.
Jack, un profesor de arte, se encuentra deprimido en una casa de reposo. Lilly, trabajadora de un supermercado, intenta llevar su vida cuidando el jardín de su casa, en donde tiene una lucha constante con un estornino agresivo.
Regina (Kimberly Quinn), miembro de la casa de reposo en donde se encuentra Jack, le recomienda a Lilly que, para aliviar su dolor, visite a su vecino, el psicólogo Larry Fine (Kevin Kline) reconvertido en veterinario.
Crítica
Drama en torno a un complicado duelo familiar, sobre la superación de una pérdida.
En la historia se habla de amor, de compasión, del sentimiento de culpabilidad, de aprender a valorar la vida, de no rendirse.
Es un melodrama con toques emotivos y cómicos pero que no llega ni a emocionar ni a resultar graciosa; en donde el sentimentalismo se fuerza para manipular el ánimo del espectador.
Curiosamente, el matrimonio protagonista comparte poco tiempo de película, interpretando a una pareja separada por el dolor a causa de un enorme vacío.
Chris O’Dowd, el marido, resulta creíble interpretando a un hombre deprimido, paralizado por la pérdida. Se siente culpable y se aísla en una casa de reposo, castigando sin querer a quien más le quiere.
Melissa McCarthy es Lilly. No se rinde, trata de lidiar enfrentándose a su rutina diaria a pesar de que ya no es la misma. El dolor le paraliza, es un personaje atrapado en situaciones increíbles, conversaciones absurdas.
La aparición de un estornino que anida en su patio le ataca constantemente y le lleva a buscar ayuda.
Esas escenas entre estornino y mujer pueden verse como simbolismo de lucha, de amoldamiento a la nueva realidad, menguado su mensaje por el flojo CGI de los pájaros.
A raíz de esos “encuentros” con el estornino, Lilly se apoya en primer momento en Larry (Kevin Kline), un psicológico reconvertido en veterinario con sus propios traumas que ayuda a establecer paralelismos con el estornino.
Son territoriales, construyen y protegen su nido en grupo. No están hechos para vivir solos.
Es una película con situaciones forzadas y diálogos sensibleros con intención de tocar la fibra sensible. Demasiada manipulación del dolor.
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