Dirección: Michael Chaves.
Reparto: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Ruari O’Connor, Sarah Catherine Hook.
Con guión de David Leslie Johnson-McGoldrick (“Aquaman”).
Sinopsis
18 de julio del año 1981.
En la localidad de Brookfield, estado de Connecticut, el matrimonio Warren, Ed (Patrick Wilson) y Lorraine (Vera Farmiga), asiste al exorcismo del pequeño David Glatzel (Julian Hilliard) por parte del Padre Gordon (Steve Coulter).
David, poseído por un espíritu demoníaco, se convulsiona y comete destrozos en la casa al tiempo que Ed sufre un infarto que le deja en coma.
El novio de la hermana mayor de David, Arne Johnson (Ruari O’Connor), coge a David y le pide al demonio que lo libere, pasándose a él. Esta transmisión se produce y David, poco a poco, percibe la posesión con sucesos terroríficos.
Crítica
Michael Chaves, director de una versión de la leyenda mexicana de “La Llorona”, se ocupó en este film de la tercera entrega de las aventuras sobrenaturales de los Warren, matrimonio interpretado en pantalla por Patrick Wilson y Vera Farmiga.
Tras los anteriores films en contexto 70s, en esta ocasión se ambienta en los inicios de los años 80 del pasado siglo, con una historia real que sucedió en Connecticut sobre transmisión de posesión demoníaca ligada a un culto satánico que vincula dos asesinatos en distintos lugares.
La película, conocida también como “El Conjuro 3: El Diablo Me Obligó a Hacerlo”, se deja ver, pero…
La historia, posesión y falso culpable, no es original.
El terror, al margen de algún sobresalto con hachazo sónico tras una imagen inesperada, es casi inexistente, tendiendo al thriller barato y el drama juvenil.
La singularidad de “época” ochentera no se aprovecha (al margen de cantar el “Call Me” de Blondie).
Y los personajes no poseen el carisma deseable para transcender los clichés en modo ligero del género.
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