• Por Antonio Méndez

strawbs from the witchwood album review criticas de discosCrítica

El talento de los Strawbs es puesto de manifiesto en “From The Witchwood” (1971), uno de sus discos más conocidos y un buen lugar para apreciar sus inspiradas armonías vocales, sus bellas voces y melodías, sus maduros textos poéticos de vívida imaginería y notoria resonancia emocional, y su virtuosa interacción instrumentación (con el teclista Rick Wakeman todavía en el grupo) que tanto nos traslada a ambientes de corte medieval como a levitar en escenarios místico-lisérgicos con texturas que van de la psicodelia de finales de los 60 al rock progresivo (derivado de la anterior) pasando por el folk-rock de ascendencia celta.




El LP se abre con “A Glimpse Of Heaven”, canción folk entonada en plan himno litúrgico y escrita por el vocalista y guitarra Dave Cousins en la que suena desde un celeste a un banjo pasando por una guitarra acústica o un órgano de iglesia.

La magistral ”Witchwood”, con ecos medievales, posee una elegante, misteriosa, hermosa melodía con dulcimer que tras varias escuchas termina por cautivar por su ejemplar sentido atmosférico que nos traslada a un bosque mágico habitado por brujas que puede tratarse de una alegoría lisérgica.

“Thirty Days”, con sonidos de sitar, es una maravilla lírica a lo Beatles compuesta por el bajista John Ford (nada que ver con el cineasta). Con el registro vocal lennoniano de Ford desarrollan una pieza psicodélica delicada, hechizante con armonías gloriosas y una gran melodía. Excelente tema antibélico, en especial para los amantes del folk psicodélico de finales de los años 60.


strawbs fotos picturesSi “Thirty Days” estaba influenciado por los Beatles, el siguiente corte también parece estarlo, en especial por el “Because” del “Abbey Road”. “Flight” comienza con una intro de sintetizador de Wakeman antes de la acústica de Cousin para narrar una metáfora de libertad en donde se canta que “desearía ser un pájaro y poder volar”. Las armonías vocales son magníficas y el etéreo sonido (y la psicodelia) nos eleva con el vocalista hacia el espacio. Maravillosa canción escrita por Richard Hudson.

En la progresiva “The Hangman And The Papist” se luce Rick Wakeman en el órgano y Cousins en la escritura con una historia in crescendo que describe la víspera y la ejecución de un condenado a la horca que tendrá que ser asesinado por su propio hermano, el verdugo. Sensacional narrativa y texto, con una percusión muy efectiva en su aspecto dramático.

“Sheep” aviva el ritmo con trazas más rock (en el final se templa de manera reflexiva) con una interacción instrumental y un sentido teatral-dramático muy apreciable, aquí, siempre con sentido metafórico, con un niño impresionado al descubrir, junto a su padre, un granjero, como degollan sin piedad a los animales en un matadero. En esta pieza Wakeman vuelve a mostrar porque es uno de los grandes del teclado de la historia del rock. También en “Cannondale”, balada psicoprogresiva.

“The Shepherd’s Song” es un corte progresivo que recrea un escenario bucólico-amoroso con un estupendo piano de Rick y destacados arreglos de viento de Visconti culminado con un conglomerado de guitarra, percusión, metal y piano que parece remedar sonidos clásicos españoles.




Una tranquila guitarra acústica inicia “In Amongst The Roses”, balada folk en donde se vuelve a exhibir el talento poético de Dave Cousins. Excelentes voces y sonidos de clavicordio que aportan cierto barroquismo a la esencia folk.

El último tema encontrado en el disco original fue otro tema folk-rock, “I’ll Carry On Beside You”, canción de esperanza y colaboración existencial conceptuada en plan himno de travesía mística. En posteriores ediciones se añadió “Keep The Devil Outside”, otro tema folk psicodélico de rica instrumentación, fenomenales textos, cuidadas voces y admirable melodía con cántico pacifista.

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