Crítica
Séptimo disco en estudio de Steven Wilson en solitario, de nuevo en la electrónica con conceptos art rock y progresivos y sus habituales cuitas existenciales con fondo distópico.
Es un disco que mejora el anterior, “Future Bites”.
Se abre con “Inclination”, pieza de siete minutos con larga intro instrumental, dominada por efectos vocales, percusión de Pat Mastelotto y sintetizador, mezcla tecno 80s y space rock, con David Kollar en la guitarra y toques jazz, evoluciona con un pesimista Wilson tratando la falsedad del mundo, dominada por un poder manipulador que asigna papeles “en la película”. No queda otra que enfrentarse a los conflictos.
Aburre por la reiteración en su tramo medio, remontando en el outro con el solo de guitarra y burbujeantes sintetizadores.
“What Life Brings” es una canción soft rock estilo a lo que hace Steven en Blackfield. Sonido acústico, melódico, armonías vocales de Ninet Tayeb, sensibilidad, con un buen clímax. En un escenario de neblina otoñal, Steven, que toca el solo de guitarra, trata la aceptación de la vida como simple tránsito. Ámalo todo y mantenlo…
“Economies Of Scale” crea un escenario de crisis, de malos tiempos, empleando de nuevo la niebla como confusión y el consejo de no quedarse inactivo.
Es una balada electrónica con Steven, quien también toca el piano, la guitarra acústica y el bajo, ayudado en sintetizadores por Adam Holzman. Destacan los arreglos vocales enfatizando el título.
En “Impossible Tightrope”, canción de 10 minutos, la mayoría de ellos instrumentales, se sigue la búsqueda a través de niebla, búsqueda de armonía, de paz mental.
Se inicia con el violín de Ben Coleman, intro de un sobresaliente prog-rock con satisfactoria mezcla de rock, psicodelia, acústica blues, jazz, ambient… Es uno de los mejores momentos del LP, con tramos pegadizos, intensos.
“Rock Bottom” es la clásica canción de “no pierdas la esperanza” a pesar de la basura del contexto.
Wilson comparte voz principal con Ninet Tayeb en un tempo lento hermoso, sensible, entre Blackfield y Pink Floyd.
Sonido ambient y robótico el de “Beautiful Scarecrow”. Canción muy atmosférica sobre control en la metáfora del espantapájaros. Títere, manipulación. Envolventes arreglos con crescendo y empleo del duduk y el Chapman stick.
Ambientes de escapismo introspectivo dentro de una urbe deshumanizada en “The Harmony Codex”, el fenomenal tema de 10 minutos que titula el álbum con sonido prog-rock espacial, voz de Rotem Wilson como narradora y Steven haciendo lucir cascadas de sintetizadores (moog, cobalt 8…).
“Time Is Running Out” rebota en temas de tiempo, existencialismo, desilusión vital… en una canción melódica con piano clásico dominando un art rock con electrónica, voz doblada y solo de guitarra de Niko Tsonev.
La atmosférica “Actual Brutal Facts”, con lírica sobre manipulación desde el poder con fin de crear conflicto entre la gente, es otra canción destacada del disco con repicante sonido a lo The Cure, influencias post-punk, rapeo y destacada percusión de Craig Blundell.
Termina “The Harmony Codex” con “Staircase”, canción progresiva con interesantes variantes y crítica a una sociedad hipertecnológica, difusa, de masa en soledad.