Dirección: Lee Chung-yiung.
Intérpretes: Jeon Jong-seo, Kim Ji-hoon, Park Yu-rim, Shin Se-hwi.

Con guión de Lee Chung-yiung (“El Teléfono”).

Sinopsis

Jang Ok-ju (Jeon Jong-seo) es una solitaria exguardaespaldas, ahora sin trabajo, que recibe una llamada de una vieja amiga, la bailarina Choi Min-hee (Park Yu-rim). Cuando llega a su casa, Ok-ju descubre que Min-hee se ha suicidado dejando una nota pidiendo venganza contra Choi Pro (Kim Ji-hoon), un hombre que conquista, droga y juega sexualmente con mujeres, grabándolas en vídeo. Ok-ju intentará atraerle para cumplir el deseo de su amiga. En su objetivo descubrirá una organización de trata de mujeres.

Crítica




Épica violenta surcoreana con la (ya) típica heroína de armas tomar motivada por la venganza contra un depredador sexual.

La historia es muy sencilla, al igual que los personajes, volcando el film sus virtudes en el apartado estético y en las situaciones de lucha, luciendo peleas con manierismo en secuencias de una contra todos o en duelos entre los protagonistas.

Rápidos montajes y cambios de perspectivas, cámara en mano, planos cenitales, primerísimos planos, cámara lenta… un derroche visual con artes marciales y distinto armamento, incluido un lanzallamas.

En el fondo, al igual que las películas de John Wick, es una fantasía violenta nihilista en mundos que unen estilo sofisticado con crimen organizado que se desbarata con la aparición de un antihéroe, en este caso una joven solitaria de acción directa, valiente, que busca vengar a su mejor amiga, vínculo perdido de esperanza, luz y agua (en flashback) para superar el mundo oscuro en el que vive.