Dirección: Emerald Fennell.
Intérpretes: Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant, Carey Mulligan, Alison Oliver.
Con guión de Emerald Fennell (“Una Joven Prometedora”).
Sinopsis
Inglaterra, año 2006.
Oliver Quirk (Barry Keoghan) llega a la Universidad de Oxford, en donde conoce a Felix Catton (Jacob Elordi), a quien ayuda prestándole una bicicleta y con quien inicia una relación de amistad.
Después del fin del curso, tras la muerte de su padre y con su madre drogadicta, Oliver acepta la invitación de Félix de pasar el verano en su finca familiar ubicada en Saltburn, en donde conoce a su aristocrática familia.
Crítica
Después de “Una Joven Prometedera”, la actriz Emmerald Fennell continuó su carrera como directora con “Saltburn: El Laberinto”, otra película, al igual que la anterior, producida por Margot Robbie.
El film se abre con una confesión intrigante, ¿qué sucede?, el motivo homosexual parece evidente… y flashback al año 2006 y a la universidad de Oxford.
Diferencias sociales de manual, choques entre estudiantes que se salen del lugar común y fijación de la amistad eje de la historia, impulso para la ubicación principal del film, la gran mansión de los Catton, lugar central de una historia con rasgos de drama psicológico-familiar, intriga erótica y arribismo de usurpación parasitaria.
En principio, para los cinéfilos, podría tener trazos de la “Corrupción De Una Familia” de Harold Prince., por no hablar del Mr. Ripley de Patricia Highsmith o del “Teorema” de Pier Paolo Pasolini.
El verano en la campiña inglesa evoluciona entre el estereotipo de frivolidad, la progresión sociópata y la trillada familia disfuncional, aquí en clase aristocrática, agitada por una nueva presencia que, debería resultar seductora, perturbadora, en su afán de manipulación “inteligente” con humor negro, y termina por resultar más antipática que otra cosa, con maquinaciones forzadas y efectismos gratuitos. El humor no aparece por ningún lado.
A partir del giro de revelación, la historia, de estética agradable que tanto enfatiza con sentido narrativo un detalle como hace brillar el plano general o luce perspectiva inclinada, allana de manera superficial, sin complejidad y facilona el camino al final predecible de la consecuencia de la mentada sociopatía con ambiciones de rico, adornada con danza en pelota picada.
Además del bailoteo con Sophie-Ellis Bextor, en la película se escuchan canciones de los MGMT, Bloc Party, The Killers, incluso Barry Keoghan canta (forzado) el “Rent” de los Pet Shop Boys.
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