• Por Antonio Méndez

pink-floyd-ummagumma-critica-reviewCrítica

Disco de Pink Floyd, un LP que mezcla varios temas en directo con una parte experimental en estudio.

Norman Smith co-produjo el álbum junto a la banda.

El vinilo original era un álbum doble con un disco con cuatro canciones tocadas en directo en Birmingham y en Manchester, desde el “Astronomy Domine” de Syd Barrett hasta el “A Saucerful Of Secrets” pasando por “Careful With That Axe, Eugene” o el excelente tema de Roger Waters, “Set The Controls For The Heart Of The Sun”.

Muestran con talento en vivo sus desarrollos progresivos, space rock, que le llevaron a la fama y a convertirse en un nombre fundamental de la experimental era psicodélica.




pink-floyd-ummagumma-1969-criticasEl disco en estudio ya es otro cantar y varios miembros del grupo abominan hoy de su contenido, vanguardia y experimentación bastante pretenciosa con tramos de folk, lisergia y música concreta.

La primera suite, dividida en cuatro piezas instrumentales, es del teclista Richard Wright.
Se llama “Sysyphus”, inspirado por el mito de Sísifo (el de la piedra subiendo la montaña) con rimbombante apertura épica-orquestal a lo Miklós Rózsa, y Wright tocando un piano clásico con evolución disonante, cacofónica, noise (se le cae la piedra al pobre Sísifo), incluso proto-industrial, no faltando algún griterío selvático… antes de continuar de forma más relajada con melotrón y progresar con un tono psicoparanoico aportado por el órgano y los adornos sónico-surreales, concluyendo nuevo en plan banda sonora de péplum.

El primer corte de Roger Waters es “Grantchester Meadows”.
Sonido acústico de lisergia folk en plan Donovan, tempo lento con pajarillos y moscas, lírica descripción ambiental en día soleado campestre, con alondras, un martín pescador o un río verde que fluye invisible bajo los árboles.
La melodía es estupenda.




Con el fin de la mosca, comienza “Several Species Of Flurry Animals Gathered Together In A Cave And Grooving With A Pict”, cinco minutos de ruidos de animales jugando con un picto, quien al final suelta una parrafada.
Frikerío avant-gardé, música concreta ambiciosa sin especial creatividad.

El guitarrista David Gilmour es el autor de “The Narrow Way”, una canción dividida en tres partes, la primera es un instrumental acústico de psicodélica folk; la segunda un atmosférico acid rock con riff pegadizo, también instrumental; y la tercera, cantada y lenta, ubicándose en el estrecho camino “hacia la oscuridad del norte” con un caminante dolorido, envuelto en niebla y pájaros nocturnos aconsejándole en su ruta… retoma la lisergia, ahora con toques folk, góticos y blues.
No está mal el tramo de Gilmour.

El batería Nick Manson cierra el álbum con “The Gran Vizier’s Garden Party”, instrumental de tres partes introducido con flauta que evoluciona con sonidos que parecen querer evocar un escenario oriental (la fiesta del visir del título), faltándole un enfoque de interés que vaya más allá de los juegos gratuitos de percusión.

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