• Por Marta Canacci

elvira-roca-barea-brujas-inquisidor-criticaSinopsis

Año 1609.
En Zugarramurdi, una pequeña localidad de Navarra, se están dando presuntos fenómenos de brujería.
Bernardo Sandoval, el Inquisidor General de España, envía a Alonso de Salazar y Frías a Logroño, ciudad en la que se llevará a cabo el proceso contra los acusados.
En este proceso se implica también el sobrino de don Alonso, Baltasar de Velasco, un joven jesuita, y el fraile Alarcón.

Crítica

Elvira Roca Barea (“Imperiofobia”, “Fracasología”) ganó el Premio Espasa con su debut como novelista con este libro que humaniza la Inquisición, en especial la figura de Alonso de Salazar y Frías.

Es como una mezcla de ficción y ensayo que crea una crónica de comienzos del siglo XVII en torno al proceso en Logroño contra los actos de brujería de la aldea navarra Zugarramurdi.

Libro extenso, además de la intervención de personajes históricos como Alonso de Salazar, Pedro de Valencia, Valle Alvarado o Antonio Venegas y Figueroa, Roca Barea crea personajes de ficción, siendo los más importantes de la obra los jesuitas Baltasar de Velasco y Alarcón, ligados en su misión a los tejemanejes de la Francia del cazador de brujas Pierre de Lancre y el mimetismo de supersticiones y creencias que vincula los sucesos previos de la población francesa de Labort con los de Zugarramurdi.




En la ponderación del proceder de Alonso de Salazar, también contrapuesto en sus acciones al del francés Lancre, se muestra al inquisidor español como un racionalista escéptico, determinado a desligarse de condenas gratuitas y eludir conductas y pensamientos fantasiosas.

El entramado de ficción de la novela no es muy creativo, pero su esencia histórica y documental resulta de gran interés.

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