Crítica

La Alice Cooper Band nació en Detroit pero logró grabar por primera vez en California con la ayuda de Frank Zappa, quien les llevó a su sello discográfico recién creado, Straight Records, para producirles este primer LP junto a Ian Underwood, Herb Cohen y el propio Alice Cooper.

En estos primeros pasos, el sonido de Alice Cooper era un rock experimental, psicodélico, garajero, art rock… que recuerda en partes a la lisergia británica tipo los Pink Floyd de la época Syd Barrett, Tomorrow, Idle Race o Blossom Toes.

El disco tiene una ilustración en portada de Ed Beardsley.

Se abre con “Titanic Overture”, corto instrumental con órgano de tubos dominando la pieza y con piano en el outro, ambos tocados por Michael Bruce, quien también se ocupaba de la guitarra rítmica.
Los otros miembros del grupo, además de Vincent Furnier (Alice Cooper), eran el guitarra líder Glenn Buxton, el bajista Dennis Dunaway y el batería Neal Smith.




“10 Minutes Before The Warm” tiene los efectos experimentales típicos del período y los textos sinsentido del rock ácido, entre la liberación, el descreimiento y lo contemplativo, con estructuras singulares y armonías vocales. Muy Pink Floyd de 1967.

En “Sing Low, Sweet Cheerio” abren con rasgueos acústicos y escenas de alucinado con un melódico conglomerado psicojazzblues que mezcla a los Zombies con la West Coast Pop Art Experimental Band.
Imaginativos arreglos, propios de esta época.

Vamos de paseo a los acantilados de Dover con “Today Mueller”, psicodelia teatral de menos de dos minutos, con toques de vodevil y juegos de voces, que podría grabar Jeff Lynne en la época con los Idle Race, la Bonzo Dog Band o los Beatles del “Magical Mystery Tour”.

“Living”. Esta es una canción de reflexión sobre vivir, ser y estar, filosofía individualista, con fuzz guitar y dinámico ritmo. Rock psicogarajero en tono letárgico con armonías vocales, solo de Buxton y variantes de tempo. Uno de los mejores temas del LP.

En “Fields Of Regret”, envolvente psicodelia onírica, despertándose en los campos del arrepentimiento, con jueces impíos ante desdichados pecadores. Buena imaginería, con Alice Cooper soplando la armónica, destacado bajo de Dennis Dunaway y desarrollo progresivo.

“No Longer Umpire”, historia de miedos y cuadros en dos minutos, con un sonido psicodelia, art rock, también a lo Syd Barrett en Pink Floyd o incluso The Nice.

“Levity Ball (Live At The Cheetah)” es psicodelia con arreglos space rock y texto surreal que nos lleva a un extraño lugar de baile enrarecido por los originales arreglos.




“B.B. On Mars” es un corte acid rock de un minuto con atmósfera paranoica, mientras que “Reflected” se inicia simulando una caótica ejecución antes de un progreso melódico y optimista en un sonido que recuerda a los Who del “Sell Out”.

La destacada “Apple Bush” crea otra estampa psicodélico-surrealista, con toques beat y jazz, con hombres comiendo arbustos de manzana en el patio trasero de Alice, quien vuelve a tocar la armónica sobre latigazos de percusión en los platillos y agitación tribal.

“Earwigs To Eternity” es un psicogaraje de un minuto y medio con armonías en falsete que preludia el fin del disco, “Chaning Arranging”, canción sobre cambios y reorientación vital con prominente percusión, estupenda melodía con arrullo de coros en armonía, fuzz guitar…

No lo hizo nada mal Alice Cooper en la psicodelia.