Dirección: Rian Johnson.
Intérpretes: Daniel Craig, Edward Norton, Janelle Monáe, Kate Hudson.
Con guión de Rian Johnson (“Looper”).
Sinopsis
Mayo del año 2020.
Varias personas: un científico llamado Lionel Toussaint (Leslie Odom Jr.); una antigua top model ahora empresaria de modas de nombre Birdie (Kate Hudson), Duke Cody (Dave Bautista), exitoso streamer en Twitch y la política Claire Debella (Kathryn Hahn) reciben una caja con un acertijo y una invitación del multimillonario Miles Bron (Daniel Craig) para pasar un fin de semana en Glass Onion, la mansión de su isla griega privada.
La caja, aunque Bron no se la ha enviado, también la recibe el detective Benoit Blanc (Daniel Craig), que asiste un encuentro al que también acude Andi Brand (Janelle Monáe), la exsocia de la empresa de Miles.
Otros invitados son Whiskey (Madelyn Cline), la joven novia de Duke, y Peg (Jessica Henwick), la ayudante de Birdie.
Crítica
Secuela de “Puñales Por La Espalda”, ahora con título derivado de una canción del disco blanco de los Beatles, “Glass Onion”.
La película, otra vez un whodunit a lo Agatha Christie, se ambienta en una isla griega.
Luz, sol, colorido, ambiente moderno, tecnológico, y acción de misterio criminal con saltos temporales.
La película se puede dividir en dos partes tras llegar el personal a la isla.
Antes de tal llegada se produce una ágil introducción de personajes.
Pantalla partida, acertijos para adentrarnos en modo juego, cameos y toques de sátira con caricatura.
La primera parte en la isla se centra principalmente en la figura de un estupendo Daniel Craig como Benoit Blanc, choque de personalidades con Edward Norton, destape de ambientes, mucho postureo, tontería bastante, presunción toda, egos, intereses… en apariencia todo es primor y alegría aunque las tensiones son latentes.
Más tarde, desbaratado el juego y con el crimen desatado, el film termina sorprendiendo con un flashback que hace girar el protagonismo hacia el personaje de Janelle Monáe, encadenando las acciones previas desde otra perspectiva.
La película, de aspecto brillante, colorista, entretenida a pesar de su exagerada extensión, con tramos con música de David Bowie, hilvana motivos que fijan varios temas principales: el control a través del poder/dinero y la venganza.
Una lástima que no se avance en profundidad por la sátira social que se apunta en sus inicios, optando por enredar tejemanejes de raíz empresarial, con traiciones, apropiación de ideas, codicia, ambición.
Sí que se pone de manifiesto cómo la revuelta individual sin miedo, en la catarsis del clímax, puede arrastrar al sumiso a rebelarse también contra la mentira y la injusticia de un poder sustentando en la amenaza.
Un artificio criminal de mérito.
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