Dirección: Tord Danielsson y Oskar Mellander.
Reparto: Dilan Gwynn, Eddie Eriksson Dominguez, Linus Wahlgren, Karin Lithman.
Con guión de Tord Danielsson y Oskar Mellander.
Sinopsis
Shirin (Dilan Gwynn) se traslada con su pareja, Fredrik (Linus Wahlgren) y el hijo de este último, Lukas (Eddie Eriksson Dominguez) a su nuevo hogar, una casa adosada en la que aparentemente no vive nadie. Poco después de llegar, Lukas comienza a percibir la presencia de un niño con el que afirma jugar. Shirin investiga qué fenómenos extraños oculta la casa.
Crítica
Película sueca de terror con variante de casa encantada y posesión diabólica con la típica imagen de un niño canalizando los efectos de terror.
Es el debut en largometraje de Tord Danielsson y Oskar Mellander, quienes demuestran que saben crear suspense sin caer en el apresuramiento. Tienen tacto, aunque en ocasiones resultan más lentos que pausados, reiterándose en motivos y recursos, como los hachazos sónicos.
El film carece de originalidad y resulta ambiguo. Como historia le falta personajes de peso, inventiva y consistencia en el enfoque más allá de los efectismos de deformación física y distorsión de voz.
Si se opta por una alegoría de consecuencias de traumas de familia, no termina de convencer, con una resolución cómoda y abierta tras un pasable clímax de confrontación y superación de miedos.