Dirección: Shari Springer Berman y Robert Pulcini.
Intérpretes: Amanda Seyfried, James Norton, Alex Neustaedter,
Con guión de Shari Springer Berman (“Diario De Una Niñera”) y Robert Pulcini (“American Splendor”).
Sinopsis
Estados Unidos, año 1980.
Catherine Clare (Amanda Seyfried) es una restauradora de arte que deja Manhattan para residir con su marido, George (James Norton), en una casa ubicada en Chosen, un pequeño pueblo del norte del estado de Nueva York, al que se trasladan con su hija pequeña Franny (Anna Sophia Heger) tras lograr George un puesto de profesor de Historia del Arte.
En su nueva residencia, Catherine comienza a percibir extraños sucesos.
Crítica
“La Apariencia De Las Cosas” mezcla el terror y el drama familiar sin originalidad ni profundidad.
En esencia es llevar el horror sobrenatural a la tópica historia de matrimonio disfuncional de telefilm.
La trama repite los fantasmas de siempre al llegar a la nueva casa de oscuro y misterioso pasado, con ruidos inexplicables, lámparas y aparatos de radio que funcionan solos, espíritus vinculados al lugar…
En su aspecto audiovisual, los paisajes del pintoresco pueblo de Chosen están desaprovechados; los efectos son de manual de película de “casa encantada” con atmósferas siniestras que no poseen intensidad, tensión, ni giros sorprendentes.
Es demasiado lineal.
Las interpretaciones no están mal, en especial la de Amanda Seyfried como Catherine, personaje que consigue rápidamente que el espectador se ponga de su parte; y la de un funcional James Norton como George.
La pequeña Franny (Anna Sophia Heger) parece en el prólogo que va a tener un papel decisivo pero termina siendo un personaje intrascendente.
Karen Allen, como Mare Laughton, es el personaje secundario más destacado.
El problema principal de la película, basada en una novela de Elizabeth Brundage, es que avanza apuntando muchas cosas sobre el pasado y el presente, sobre familia, pareja, apariencia, culpa, misterio local histórico, esoterismo, fantasmas… pero no compacta bien la historia en un desenfoque progresivo, con una resolución a la que le podría sobrar todo el aspecto sobrenatural previo.
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