Dirección: Ziad Doueiri.
Intérpretes: Adel Karam, Kamel El Basha, Camille Salameh, Diamand Bou Abboud.
Con guión de Ziad Doueiri (“El Atentado”, “Lila Dice”) y Joelle Touma (“El Atentado”, “Lila Dice”).
Sinopsis
En Beirut, Líbano, un mecánico cristiano llamado Toni Hanna (Adel Karam), tiene un conflicto con el albañil Yasser Salahme (Kamel El Basha), refugiado palestino, tras un incidente con un canalón de agua y un insulto posterior. Detrás de esta riña se esconden odios y rechazos entre distintas ideologías y religiones.
Crítica
Drama judicial, fábula sobre enfrentamiento, sobre odio, sobre la dificultad y necesidad de reconciliación.
Todo comienza con una disputa entre un vecino y un jefe de obra, la chispa que aviva el fuego en un territorio tenso. Los traumas de la guerra afloran en una discusión entre un cristiano y un palestino convertida en un conflicto desproporcionado en el que salen a la luz problemas familiares, religiosos, rivalidades, abogados sin escrúpulos, conflictos con inmigrantes y refugiados… que implican a políticos y a medios de comunicación, responsables de acrecentar el problema en la ciudad de Beirut.
En la primer parte se narra el inicio del conflicto entre Toni Hanna y Yasser Salahme en un planteamiento interesante, dinámico, de atractivo visual. Con posterioridad, el juicio se expande demasiado con situaciones que, por resultar un tanto torticeras, dejan de ser creíbles en un escenario más estático y de elevada carga política.
A destacar las interpretaciones y el retrato de personajes. Toni Hanna (Adel Karam) y Yasser Salahme (Kamel El Basha) son personas obstinadas, tercas, con cierta dosis de agresividad y tendencia al enfrentamiento. Son trabajadores orgullosos que, a pesar de la pugna personal, tienen mucho más en común de lo que creen. Sus respectivas parejas se comportan de forma más racional, comprensible, templada. Por el contrario, los abogados, políticos, jueces, instituciones y poder mediático no hacen más que echar leña al fuego y trabajar por intereses personales en vez de buscar soluciones.
“El Insulto” muestra la dificultad para la reconciliación y para pasar página en los conflictos, creando una especie de parábola sobre la capacidad de agresión y la necesidad de concordia en un país de complejidad religiosa, étnica y política. Los dos protagonistas encuentran razones para sus comportamientos, situando al espectador en un punto de vista equidistante entre las razones y sinrazones de ambos.